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jueves, 3 de enero de 2013

Huellas de edema cerebral de las grandes alturas en alpinistas años después de sufrirlo

Imágenes cerebrales captadas por resonancia magnética. La de la izquierda es de un alpinista que escaló hasta altitudes de más de 7.000 metros sin sufrir edema cerebral de las grandes alturas. La de la derecha es la de un montañero que sobrevivió a un edema cerebral de las grandes alturas. Las flechas apuntan a la estructura cerebral conocida como cuerpo calloso. Esta parte del cuerpo calloso es normal en la imagen izquierda, mientras que en la derecha muestra puntos negros que son huellas de múltiples microhemorragias. (Gráfico: RSNA)
Los alpinistas que experimentan cierto tipo de mal de altura, años después del incidente inicial todavía presentan huellas de hemorragia en el cerebro, según una nueva investigación en la que se utilizó resonancia magnética por imágenes.

El edema cerebral de las grandes alturas es una enfermedad grave y a menudo fatal que puede afectar a los alpinistas, senderistas, esquiadores y viajeros en zonas de gran altitud, por regla general superiores a los 2.300 metros (7.000 pies).

El edema cerebral de las grandes alturas ocurre cuando el tejido cerebral se hincha porque se filtran fluidos desde los capilares. Entre los síntomas se incluyen dolor de cabeza, pérdida de la coordinación y disminución de los niveles de conciencia.

Antes se pensaba que el edema cerebral de las grandes alturas no dejaba ninguna huella en el cerebro de los supervivientes.

La investigación realizada por el equipo del Dr. Michael Knauth, del Centro Médico Universitario de Gotinga, Alemania, muestra que esto no es así. Durante varios años después, son visibles huellas de microhemorragias en el cerebro de las personas que sobrevivieron a la enfermedad.

Los supervivientes de los casos clínicamente más graves eran los que presentaban evidencias más contundentes de microhemorragias en los escaneos realizados mediante resonancia magnética por imágenes. Las huellas de hemorragias se detectaron principalmente en el cuerpo calloso, la banda gruesa de fibras nerviosas que conecta las mitades derecha e izquierda del cerebro, y mostraban una distribución característica diferente a las señales dejadas por otras enfermedades vasculares.

Sin embargo, el Dr. Knauth no cree que quienes han sobrevivido a un edema cerebral de las grandes alturas necesiten renunciar a seguir escalando. "No podemos hacer una recomendación tan estricta", matiza Knauth. Lo que sí recomienda el Dr. Knauth es que los montañeros que ya han padecido una vez de edema cerebral de las grandes alturas procuren aclimatarse a la altura muy lentamente, dedicando al proceso una cantidad generosa de tiempo, y evitando afrontar periodos de aclimatación cortos.

Fuente: Noticias de la Ciencia
Referencia: RSNA 2012

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