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domingo, 20 de enero de 2013

Hallazgos de trabajadores expuestos en Chernobyl pueden ayudar a calcular riesgo de cáncer de exposiciones de TC de dosis bajas

Un equipo internacional liderado por científicos de la Universidad de California, San Francisco (UCSF; EUA) y la Unidad de Investigación Chernobyl de la Rama de Epidemiología de Radiación del Instituto Nacional de Cáncer ha descrito los riesgos aumentados de leucemia entre esos trabajadores entre 1986 y 2006. El estudio incluyó un número de casos mayor del esperado de leucemia linfoide crónica, que muchos especialistas en el pasado no consideraban que estaba asociada con la exposición a la radiación.

El estudio está publicado en este enlace de la revista Environmental Health Perspectives. "Los riesgos de la mayoría de los tipos de leucemia por la exposición aguda a altas dosis de radiación ionizante son bien conocidos, pero los riesgos asociados con las exposiciones prolongadas, así como las asociaciones entre la radiación y la leucemia linfocítica crónica (CLL), no están claras" era la premisa de inicio de este estudio de investigación.

20 años de estudio
Se ha realizado un estudio de 20 años que rastreó 110.645 trabajadores ucranianos que ayudaron en la limpieza después del accidente de la planta nuclear Chernobyl, en 1986. Los nuevos hallazgos revelaron que los trabajadores compartieron una probabilidad aumentada considerable de desarrollar leucemia. Los resultados nuevos pueden ayudarles a los científicos a determinar mejor los riesgos de cáncer asociados con las dosis bajas de radiación de los procedimientos de imagenología diagnóstica que utilizan radiación como la tomografía computarizada y otras fuentes.

Este estudio es el estudio más largo y más grande, hasta la fecha, incluyendo trabajadores de limpieza que trabajaron en o cerca del complejo nuclear tras el accidente. En total, hubo 137 casos de leucemia entre los trabajadores en el periodo de 20 años del estudio, y 16% de esos cánceres fueron atribuibles a la exposición a la radiación de Chernobyl, según encontraron los investigadores. Los hallazgos ofrecen pistas sobre el espinoso tema de calcular el riesgo de cáncer por las dosis bajas de radiación –un tema de importancia para los trabajadores nucleares, y cualquiera que esté expuesto crónicamente a niveles bajos de radiación en el trabajo (como los trabajadores de Radiología) o pacientes que reciben dosis de radiación sustanciales cuando se someten a las pruebas diagnósticas médicas. “Las dosis bajas de radiación son importantes”, dijo el investigador principal Lydia Zablotska, MD, PhD, una profesora asociada de epidemiología y bioestadística en la UCSF. “Queremos aumentar la conciencia sobre eso”. 

Conclusiones: La exposición a dosis bajas y tasas de dosis bajas de radiación de los trabajos de limpieza post-Chernóbil se asoció con un aumento significativo en el riesgo de leucemia, que fue estadísticamente consistentes con las estimaciones de los sobrevivientes de las bombas atómicas japonesas. Con base en el análisis primario, llegamos a la conclusión de que la LLC (leucemia linfocítica crónica) y no-LLC son sensibles a la radiación.


Historia del Accidente de Chernobyl 
Los cerca de 111.000 trabajadores ucranianos, en el estudio, estaban entre los más de 500.000 ciudadanos ex-soviéticos [USSR] que trabajaron directamente en el sitio del complejo nuclear tras el desastre de Chernobyl, que fue el peor accidente nuclear del siglo 20 seguido por el desastre de Fukushima en 2011, en Japón. El 26 de Abril 26 de 1986, una prueba planeada de un sistema de apoyo para correr bombas enfriadoras se volvió loco. Una combinación de diseño inseguro del reactor y el error humano llevó a una generación, en cascada, de calor en el reactor de Chernobyl No. 4, lo que rápidamente causó dos explosiones masivas, rompió el reactor, colapsó el edificio, roció residuos radioactivos alrededor del complejo, y propagó radioactividad a través de la atmósfera, sobre la Unión Soviética y Europa. Muchos de los trabajadores ucranianos estuvieron expuestos a niveles altos de radiación debido a que fueron parte de los grupos heroicos que ayudaron a limpiar los escombros contaminados del área inmediata—gran parte de los cuales eran altamente radioactivos. Algunos de ellos, de hecho, alcanzaron los límites de exposición máximos, a la radiación, permitidos durante la vida, en unas pocas horas. Aunque no era inesperado un riesgo elevado de leucemia relacionado con la radiación, dado el grado de exposición entre muchos de esos trabajadores, lo que sorprendió a la Dra. Zablotska y sus colegas fue el riesgo aumentado de leucemia linfoide crónica (LLC), el cual fue similar en tamaño al riesgo estimado para la leucemia no LLC.

Daño radiactivo
Los médicos han sabido, desde hace mucho tiempo, que la radiación ionizante de fuente de rayos-x o generados por la desintegración de elementos radioactivos puede causar leucemia, debido a que pueden penetrar al cuerpo, exponer la médula ósea a la radiación, y dañar el ADN. Sin embargo, a pesar de que los científicos han entendido detalles acerca del proceso básico, ha sido difícil de evaluar cuánto riesgo de leucemia se asocia con las dosis moderadas o bajas de radiación. Durante muchos años, los mejores cálculos vienen de estudios de largo plazo incluyendo sobrevivientes de las explosiones de la bomba atómica en 1945 sobre Nagasaki e Hiroshima, Japón, durante la segunda Guerra Mundial. Las personas en las inmediaciones de las explosiones estuvieron expuestas a varios niveles de radiación, y en los años siguientes, su salud fue monitorizada y se rastreó el aumento en el cáncer.
De esas evaluaciones de riesgo de cáncer, los científicos calcularon los riesgos de las dosis más bajas extrapolando los datos hacia abajo. Pero siempre ha habido inconvenientes con este método, según la Dra. Zablotska. Los sobrevivientes de la bomba atómica estuvieron inmersos en rayos gamma o neutrones, en cambio cuando los pacientes se someten a TC en los Estados Unidos, están expuestos a rayos-x, una clase diferente de radiación.

Por otra parte, deducir los riesgos de la población japonesa a la población occidental es además confuso por las diferencias en el estilo de vida, la genética, y la dieta entre las dos. El estudio nuevo ayuda a cerrar esta discrepancia porque las dosis recibidas por los trabajadores de limpieza ucranianos cayeron entre el nivel alto recibido por las víctimas de la bomba atómica japonesa y los niveles más bajos recibidos por las personas que se someten a exámenes médicos extensos. También desafía la hipótesis de que la leucemia linfoide crónica no está asociada a la exposición a la radiación—algo que la investigación anterior de los sobrevivientes de la bomba atómica parecía respaldar. La composición genética de la población japonesa puede tener escondido cualquier riesgo aumentado, según la Dra. Zablotska, porque ellos tienen mucha menos probabilidad de desarrollar este tipo de cáncer.

La leucemia linfoide crónica representa solo el 3% de todos los casos de leucemia en Japón—en contraste a aproximadamente un tercio de todos los casos de leucemia en los Estados Unidos y 40% de todos los casos en Ucrania. Otros autores en este estudio están asociados con el Centro de Investigación Nacional de Medicina de la Radiación (Kiev, Ucrania), el Instituto Nacional de Cáncer de los Estados Unidos (Bethesda, MD, EUA), la Escuela Médica Robert Wood Johnson (Camden, NJ, EUA), la Universidad de Columbia (Nueva York, NY, EUA), y el Centro de Biofísica Médica Federal Burnasyan (Moscú, Rusia). Enlace relacionado: University of California, San Francisco

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